Desde hace tiempo es habitual el astillado de los restos de cortas de choperas en Castilla y León, sobre todo en las choperas de mayor superficie. Se astillan las ramas y el raberón, de diámetros inferiores a 7 cm aproximadamente. Con ello, se puede obtener 49 a 70 t/ha; si también se astillan los puntales, la cantidad puede alcanzar 100 t/ha.
Sin embargo, la mayor fuente de obtención de biomasa leñosa está constituida por los cultivos forestales energéticos de chopos.
Los cultivos forestales energéticos son plantaciones forestales de corta rotación destinadas a la obtención de biomasa para la producción de energía. Son cultivos en los que los tocones permanecen en el suelo después de la cosecha y de los cuales surgen nuevos vástagos en la siguiente estación.
Los chopos son las especies más utilizadas en Castilla y León para estos fines por su fácil propagación y plantación mediante estaquillas, su capacidad de rebrote y su rápido crecimiento.
Plantación de chopos con fines energéticos
El establecimiento de plantaciones energéticas es muy similar al de un vivero de plantas de chopos, siendo fundamental la elección de un terreno con características adecuadas. Se debe elegir un terreno con suelo profundo, bien aireado y suelto con textura franca o franco-arenosa, evitando las zonas con altas concentraciones de caliza activa o con presencia de salinidad. Un buen laboreo del terreno favorece las condiciones del cultivo, recomendándose un subsolado y un arado del suelo antes de la plantación; durante el ciclo de producción se recomiendan también varios gradeos para eliminar la vegetación competidora.
En la plantación se emplean estaquillas de 20-35 cm, que deben poseer al menos dos yemas vivas y bien conformadas una vez hincadas en el terreno. La plantación puede llevarse a cabo de forma manual, pero es más frecuente que sea mecanizada cuando se trata de grandes superficies. Las densidades de plantación más habituales oscilan entre 5.000 y 15.000 pies por hectárea. La distancia entre chopos en la misma fila varía en función del turno elegido, con espaciamientos de 30-60 cm para turnos de dos años y sensiblemente mayores (2-3 m) para turnos de 5 años.
En los cultivos energéticos de chopos es imprescindible el aporte de agua mediante riego. El riego puede ser por gravedad (a manta, con surcos) o por goteo. El riego por goteo reduce la cantidad de agua empleada y el lavado de elementos nutritivos y permite el aporte de nutrientes en el mismo (fertirrigación). Las necesidades de agua para este tipo de cultivo de chopos se estiman en 3.500 a 5.500 m³ por hectárea y año, muy inferiores a los que necesitan otros cultivos de regadío como el maíz, la alfalfa o la remolacha.
El control de malas hierbas se puede realizar con medios mecánicos o empleando herbicidas residuales autorizados que permitan la eliminación de la vegetación en la línea de estaquillas. La fertilización debe compensar las carencias detectadas en el análisis del suelo. Para el empleo de fertilizaciones orgánicas procedentes de residuos ganaderos se ha de respetar la normativa vigente (170 kg de nitrógeno/ha en Castilla y León).
Los turnos de corta en las plantaciones energéticas de chopo suelen oscilar entre los 2 y los 5 años. La cosecha tiene lugar durante el periodo de parada vegetativa, mediante la corta y apilado de las plantas, pudiendo realizarse simultáneamente el astillado. Los rendimientos medios varían mucho según las localizaciones (10-60 t de materia seca/año) por su diferente clima, calidad del terreno, riegos, etc.
Las astillas se queman para usos térmicos industriales o residenciales, o bien en centrales térmicas de biomasa para la producción de energía eléctrica. Las astillas de chopos también pueden ser empleadas para la obtención de biocombustibles mediante la extracción de los azúcares a partir de su celulosa. Los azúcares se fermentan para obtener ácido acético, etanol y otros productos derivados.
Estas plantaciones de chopos con densidades de cultivo superiores a 1.100 pies/ha y con turno de corta inferior a 15 años pueden recibir pagos directos (Pilar I) de la PAC, al ser consideradas como actividad agraria.
Trituración