Los chopos pertenecen al género Populus, de la familia de las salicáceas. Su rápido crecimiento, las posibilidades de utilización de la madera y su fácil propagación vegetativa ha conllevado una gran relación entre el hombre y estos árboles desde hace milenios en gran parte del mundo. En España existen de forma natural tres especies de chopos: Populus alba , Populus tremula y Populus nigra. Populus tremula aparece dispersa o en bosquetes aislados en las montañas del centro y norte, Populus nigra y Populus alba son especies de ribera, siendo esta segunda la más termófila de las dos.
Desde mediados del siglo XVIII, la populicultura experimentó un gran impulso en Europa, al seleccionarse híbridos naturales entre los chopos autóctonos del continente y los traídos de América por los viajeros. Ya en el siglo XX, se establecieron en Europa programas científicos de mejora basados en la pronta edad de madurez reproductiva de los chopos y su amplia capacidad de hibridación, junto a la ya conocida facilidad para la reproducción por estaquillas. Estos programas de mejora, desarrollados principalmente en Italia, Holanda y Bélgica, han dado lugar a la mayoría de los clones empleados actualmente, algunos de los cuales se han incorporado a la populicultura española, incluida la castellano-leonesa.
En Castilla y León, las primeras plantaciones de chopos a gran escala, realizadas por el Patrimonio Forestal del Estado, comenzaron en la década de los años 1950 en las riberas del río Esla. Las excelentes condiciones para el cultivo de chopos que se dan en la Cuenca del Duero (capa freática próxima a la superficie en amplias áreas, inviernos fríos y clima seco poco propicio para el desarrollo de enfermedades foliares) han motivado que Castilla y León sea la primera región europea en producción de madera de chopos.
Se estima que hay unas 44.000 hectáreas de choperas en Castilla y León, que suponen un 60% de la superficie cultivada a escala estatal. Sin embargo, si se comparan con otras masas arboladas, las choperas de producción no alcanzan el 3% de la superficie forestal arbolada regional; pese a ello, producen más del 20% de la madera cortada anualmente y más del 40% de los ingresos por ventas de madera.
El principal destino de la madera de chopo es la industria del tablero contrachapado, empleándose las piezas de menor tamaño en el aserrío y en trituración para la fabricación de tableros de partículas o para usos energéticos.
Por otra parte, las choperas cumplen importantes funciones ambientales, como son la fijación de Carbono atmosférico, el control de la erosión hídrica y la defensa de márgenes ante posibles inundaciones. Además, aportan beneficios económicos y sociales, proporcionando numerosos puestos de trabajo tanto en la gestión de las plantaciones como en las industrias transformadoras.