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Cuidados culturales

Los cuidados culturales son labores encaminadas a incrementar la producción de las choperas y mejorar la calidad de la madera. Entre ellos hay que considerar los gradeos, las podas, la fertilización y los riegos.

Gradeos

Su objetivo es la eliminación de la competencia que ejerce la vegetación herbácea por los nutrientes. Al mismo tiempo, supone una aireación del suelo que facilita la respiración de las raíces. También favorecen la infiltración y la retención de agua en el suelo y movilizan los nutrientes. Un efecto añadido es la reducción del peligro de incendios.

El gradeo consiste en un laboreo superficial del terreno con un tractor provisto de una grada, generalmente de discos, a una profundidad máxima de 15 cm.

Esta labor no es totalmente necesaria para la pervivencia de los chopos, pero su coste se ve ampliamente compensado por el aumento del crecimiento de los árboles. A partir del quinto año, aproximadamente, los beneficios de los gradeos ya no compensan su cosste, cuando se produce el cierre de copas de los árboles.

En la realización de los gradeos, se debe tener cuidado de no dañar la base de los árboles con el paso de los aperos.

Los gradeos pueden ser sencillos o dobles, cruzándolos en este último caso para que sean más efectivos. Si los gradeos son sencillos, se procurará al año siguiente cambiar la dirección, perpendicularmente o en diagonal, para evitar la formación de caballones.

En cuanto a la época, conviene realizarlos en primavera tardía para eliminar la vegetación nacida en este período.

Gradeo cruzado

Podas

Las podas consisten en cortar ramas del árbol para obtener madera de buena calidad mediante la consecución de fustes rectos y sin nudos.

Como regla general, no se debe podar más de la mitad de la altura del árbol y hay que cortar las ramas a ras del tronco, sin dejar muñones.

Hay dos tipos de podas: podas de formación y podas de conformación del fuste.

  • La poda de formación se realiza para favorecer el desarrollo de la guía terminal. Tiene la finalidad de formar fustes rectos, sin bifurcaciones que puedan reducir notablemente el volumen de madera. Como beneficio añadido, se comprueba que los árboles rectos y bien formados son más resistentes a los posibles daños causados por vientos fuertes. La poda de formación se realiza durante los primeros años de la chopera, hasta alcanzar la altura para la que se desea un fuste recto y libre de nudos. La época más adecuada para realizar la poda de formación es a finales del invierno, justo antes del inicio del movimiento de la savia.

     
  • La poda de conformación tiene como finalidad obtener un fuste limpio de nudos, mediante la eliminación de las ramas laterales del árbol. Este tipo de poda también contribuye a la formación de un tronco recto y cilíndrico. Se realiza desde el segundo o tercer año de la plantación, dando prioridad a las ramas más gruesas para que no alcancen grandes dimensiones. La mejor época para la poda de conformación es en el mes de julio, cuando más intenso es el crecimiento del árbol y, por ello, la cicatrización de las heridas es más rápida; si se compagina con la poda de formación, se pueden realizar las dos al final del invierno.

Se puede podar con herramientas manuales acopladas a una pértiga (colas de zorro, sierras, cizallas, tijeras, etc.) o con tijeras hidráulicas normalmente situadas en plataformas elevadoras independientes.

      

Poda desde plataforma                                                   Chopera podada en exceso                                                    

Fertilización

Consiste en el aporte al suelo de elementos minerales necesarios para el desarrollo de las plantas. Los principales nutrientes son nitrógeno, fósforo y potasio; en menor proporción, calcio, magnesio y azufre. En el caso de las choperas, los resultados de la fertilización son escasos y de dudosa rentabilidad.

 

Riegos

Los riegos en las choperas son necesarios cuando la plantación se ha realizado sin alcanzar la capa freática. Dependiendo de la edad de los chopos, se necesitan entre 2.000 y 4.500 m3/ha/año. El riego implica la preparación todos los años de caballones, después de realizar los gradeos, y la presencia de un operario que se ocupe de la distribución del agua. Son preferibles riegos más abundantes y espaciados, cada semana o 15 días, para que el agua se infiltre en profundidad y las raíces no se desarrollen sólo cerca de la superficie.

 

 

 

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